Utilidad

El modo que un hombre pasivo emplea para poseer a una mujer es mantenerla alejada de la vida.
Anaïs Nin.

La semana que viene abandonaré este apartamento, este edificio. Con ello abandonaré también una etapa de mi vida para adentrarme en otra. Otro curso, un nível más alto, en mi vida. Madurez. La que debería tener.
Él se queda aquí. Se ha aferrado a este edificio desde hace unos años y despegarse de él no entra dentro de sus planes. Para qué abandonar si se está bien. Esa puede que sea su máxima, pero no la mía. No puedo continuar aquí. Terminaría matándome.
Me juzga. Juzga el modo en que hago mi trabajo y mi manera de actuar. Siento que quiere manipularme, hacerme dependiente. Pero precisamente porque me doy cuenta no lo consigue.
Aunque a veces no puedo evitar sentirme un poco inútil.
Pero dentro de una semana todo habrá terminado, porque yo ya estaré muy lejos de aquí y posiblemente no volvamos a vernos. Nunca.
Me he planteado romper con todo. Romper, no sólo con este edificio y con todo lo que ha acontecido en él, sino con todo aquello que he podido llegar a sentir. Romper conmigo.
Quisiera hacerle llorar, hacerle sentir tan inútil como yo me siento cuando pone en duda mis facultades literarias. Si no sé escribir, que es lo que mejor se me da, ¿para qué sirvo? Ojalá pudiera llevarle a él a ese extremo, arrinconarle en la angustia que supone la insignificancia. Maldito arrogante vanidoso.
Quisiera llorar de impotencia, arrancarme mechones de pelo con mis propias manos, castigarme por esta idiota debilidad que burbujea en mis entrañas. Castigarme por no ser capaz de negarme cuando oigo el toc toc en la puerta. No existe el timbre porque estoy hecha de silencio, aunque resulte tan fácil hablar después de echar un polvo. Como una borracha, así estoy después de tener un orgasmo. Y hablo de tonterías, porque todo lo que hemos construido en esta extraña relación está hecho de mentiras, de superficialidad. Porque me quiere alejar de la vida cada vez que dice quererme ayudar, hacerme más social. Cada vez que quiere despojarme de esta timidez con la cual nací me hace tomar conciencia de mi aislamiento. Porque no quiere ayudarme, quiere tenerme sólo para él. Quiere convertirse en mi mundo.
Pero no quiero pertenecerle. Ni a él ni a nadie, pero aún menos a él. No porque merezca algo mejor, que espero que así sea, sino porque no me gusta. Después de follar, a la luz del día, me repugna. Le odio. Creo.
Y me odio a mí por dejar que entre en mí. Por disfrutar del calor que me invade al tenerle dentro. Porque me gusta tenerle sobre mí como quien se folla a una muñeca hinchable.
Es un morbo terrible el que me da follar con un gordo. No sé porqué, nunca me han psicoanalizado, pero desde que recuerde siempre he fantaseado con que me follan hombres desagradables, mayores que yo, gordos que me ponen a cuatro patas y me dicen guarradas al oído mientras franquean mi intimidad.
Quizá es por eso que dejo que me folle, porque es parte de mi deseo más oculto.
Me avergüenza reconocer que me complace sentirme usada. Útil después de todo.

17 comentarios:

Teniendo por norma no comentar post de los llamados personales, (a ver cuál no lo es)daré por hecho que el tuyo es un relato ajenos aséptico y de objetivos y límites meramente literarios.
Contundente, sería el adjetivo que más a mano encuentro para definirlo.

16 de junio de 2008, 10:24  

Escribes con las entrañas.
A veces leer nos ayuda a vernos desde fuera.
Un fuerte abrazo.

16 de junio de 2008, 14:06  

Diría que a la mujer del relato le come el sentido de culpa. La judeocristiana, al de pagar con el sudor de tu frente y con muchas lágrimas.

Romper puede ser el principio de algo muy bonito.

16 de junio de 2008, 14:41  

Más que con las entrañas, yo diría que escribes con el coño.









y es un piropo. conste

16 de junio de 2008, 20:10  

Pfiuuuuuu!!!! Heavy metal no?
Este blog parece uno de esos blog-saco de boxeo.
Salut!!!

17 de junio de 2008, 13:08  

mmmm...normalmente en las relaciones y aunque cada cual tenga su espacio, se suele crear una interdependencia y una sensación de utilidad (o inutilidad) subjetiva. En todo caso..que tengas un buen vuelo a nuevos horizontes..
:-)

Besotes

17 de junio de 2008, 15:24  

me encanta cómo escribes
sigue
y que le den por el culo

17 de junio de 2008, 22:52  

Bueno, a veces necesitamos bajas a los mas bajos instintos para subir a la superficie... sin duda...

Besos!

17 de junio de 2008, 23:28  

¿Sentirte usada, follada suciamente, que te obliguen a suplicar, escuchar esas guarradas mientras tiran de tu pelo entrando en tí por...?

Bienvenida a La Mansión de Las Brumas

18 de junio de 2008, 5:18  

interesante...

todos tenemos nuestros rincones mal llamados "oscuros"


besos

18 de junio de 2008, 5:27  

Parque de atracciones
ISBN:978-84-936430-0-3
pero no tenemos distribución.
Ya lo siento
sólo en logroño, zaragoza y poco más.
octavio
Zaragota.blogia.com

18 de junio de 2008, 7:32  

¿No tenéis distribución? ¿Pero a qué aspirais en la vida?
En fin, seguiré intentando conseguir ese libro.

18 de junio de 2008, 8:20  

Pero te levantarás, como lo has hecho otras veces y un día escribirás una comedia romántica de todo esto.

18 de junio de 2008, 13:52  

El "demonio de la perversidad" del que habló un gran escritor es el que nos hace sentir atracción por el camino que no debemos elegir. Siento mucha pena al pensar que tarde o temprano esa mujer volverá a la misma casa.

19 de junio de 2008, 16:51  

Esta vez no me tardes tanto tiempo en actualizar tus entradas. Que me siento impaciente, y la impaciencia mde desespera.

20 de junio de 2008, 3:10  

Saber escribir es tener el más ingrato de los talentos.

Corren tiempos difíciles para comer de tus letras. Lo único que te queda es ser siempre fiel a la persona que más importa en el universo: tú.

Ánimo.

20 de junio de 2008, 4:38  

Exquisito, delicioso...
Con todo mis respetos, me gusto muchísimo su blog mi mas sincera enhorabuena.
Reciba un afectuoso saludo.

20 de junio de 2008, 14:57  

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